La centrífuga Labofuge 200 de Heraeus: fiabilidad, seguridad y simplicidad para laboratorios exigentes
La Labofuge 200, diseñada por Heraeus en la década de 1990, es una centrífuga compacta, desarrollada específicamente para satisfacer las necesidades diarias de los laboratorios médicos, clínicos y de investigación. Este modelo es reconocido por su robustez y facilidad de uso en su categoría. Diseñado para profesionales que buscan una solución fiable y económica, combina un rendimiento sólido con un diseño funcional, sin comprometer la seguridad ni la calidad de los resultados.
Equipada con un motor de inducción sin escobillas, la Labofuge 200 elimina la necesidad de un mantenimiento regular de las escobillas del motor, lo que reduce los costes de mantenimiento y garantiza un funcionamiento limpio y silencioso. Su potente motor permite alcanzar una velocidad máxima de 5300 revoluciones por minuto, generando una fuerza centrífuga de 3030 x g, adecuada para los protocolos de separación estándar. Gracias a un rango de ajuste que comienza en 1600 rpm, ofrece una gran flexibilidad de uso para diferentes tipos de muestras y aplicaciones.
La gestión de los parámetros se basa en una interfaz sencilla y eficaz: las teclas sensibles permiten ajustar rápidamente la velocidad y la duración del funcionamiento, mientras que las pantallas luminosas garantizan una lectura instantánea y fiable de los datos. El modelo incorpora una función de memorización de los parámetros utilizados anteriormente, lo que facilita la repetición de los ciclos sin necesidad de reprogramarlos sistemáticamente. Esta función es especialmente útil en entornos rutinarios donde la productividad y la eficiencia son prioritarias.
En cuanto a la seguridad, la Labofuge 200 combina dispositivos mecánicos y electrónicos. Su sistema de bloqueo automático de la tapa evita cualquier apertura accidental durante el uso, mientras que su carcasa reforzada y la protección de acero alrededor de la cámara de centrifugación proporcionan una seguridad adicional en caso de rotura de un tubo o un rotor. El aparato también incorpora un sistema de autodiagnóstico que señala cualquier anomalía directamente en la pantalla de control.
El rotor está fabricado en plástico reforzado con fibra de vidrio, un material reconocido por su ligereza, robustez y resistencia a los productos químicos habituales. Es fácilmente extraíble, lo que permite una limpieza sencilla y una esterilización eficaz en autoclave, garantizando un alto nivel de higiene. El diseño del modelo permite utilizar una amplia gama de adaptadores compatibles con los principales formatos de tubos de laboratorio, de 5 a 15 ml, incluidos los utilizados para la extracción de sangre, como Monovette®, Vacutainer® y Venoject®.
Compacta y poco voluminosa, la Labofuge 200 se integra fácilmente en espacios de trabajo reducidos, al tiempo que ofrece una generosa capacidad de procesamiento. Ligera y robusta, también es una excelente solución auxiliar en laboratorios más grandes o para aplicaciones que requieren un equipo fiable y eficaz.
En resumen, la Labofuge 200 de Heraeus es la solución ideal para los laboratorios que buscan un equipo duradero, potente y seguro, sin descuidar los costes de inversión.