NIPE: comprender el dolor cuando las palabras no bastan
En los recién nacidos, el dolor es muy real desde la semana 24 de gestación, pero permanece invisible sin las herramientas adecuadas. Las escalas de comportamiento, basadas en la observación, son útiles pero limitadas: dependen de la interpretación, varían de un cuidador a otro y no permiten un seguimiento continuo. Aquí es donde entra en juego el NIPE (Newborn Infant Parasympathetic Evaluation) de Mdoloris Medical Systems. Conectado al monitor multiparamétrico ya instalado, analiza la actividad parasimpática del sistema nervioso autónomo a partir del electrocardiograma, sin necesidad de electrodos adicionales. Estos datos fisiológicos se convierten en un indicador fiable del bienestar o el dolor, ofreciendo así una medida objetiva donde el ojo humano no siempre puede decidir.
Dos índices para dos realidades clínicas
El NIPE proporciona dos lecturas complementarias. El NIPEm (índice medio) refleja el estado general de confort o el dolor prolongado. Una puntuación superior a 50 indica un bienestar satisfactorio; por debajo, es necesario ajustar los cuidados, la analgesia o el entorno (luz, ruido, posición). El NIPEi (índice instantáneo) captura la respuesta a un dolor agudo durante una acción concreta: extracción de sangre, intubación, cambio de vendaje, procedimiento quirúrgico, etc. De un solo vistazo, el equipo sabe si el niño se encuentra en una situación de estrés y puede actuar de inmediato. Esta doble medición transforma la atención en un proceso dinámico y reactivo, centrado en el bienestar del niño.
Un aliado discreto pero esencial para los cuidados neonatales
En una unidad de cuidados intensivos neonatales, cada detalle cuenta. El NIPE se integra sin alterar las prácticas habituales: utiliza las señales del ECG existentes, muestra claramente los datos en una pantalla a color de 8 pulgadas y funciona de forma continua. Permite objetivar los efectos beneficiosos de los cuidados de desarrollo, como el contacto piel con piel, el cocooning o la estimulación sensorial. En el postoperatorio, ayuda a equilibrar con precisión la analgesia, reduciendo los riesgos asociados a una sedación insuficiente o excesiva. En el quirófano o en el seguimiento prolongado, se convierte en un punto de referencia constante para limitar el impacto del estrés en el desarrollo neurológico y fisiológico. Compacto, preciso y fácil de interpretar, el NIPE no es solo un monitor: es un puente entre las sensaciones silenciosas del niño y la capacidad del cuidador para responder a ellas.