ANI Monitor V2: monitorización especializada de la nocicepción y el confort del paciente
El ANI Monitor V2 de MDoloris Medical Systems es un dispositivo médico de clase IIa diseñado para la monitorización continua del equilibrio entre la nocicepción y la antinocicepción. Al analizar la variabilidad de la frecuencia cardíaca y el equilibrio simpático-vagal, proporciona a los médicos una medida objetiva del confort o malestar de un paciente. Este seguimiento preciso se aplica tanto en anestesia general, donde ayuda a mantener una analgesia óptima, como en pacientes conscientes, especialmente aquellos que no pueden comunicar eficazmente su dolor. A diferencia de un monitor multiparamétrico convencional, se centra en un parámetro fisiológico específico, lo que proporciona información específica y útil para el tratamiento del dolor.
Ayuda a la titulación personalizada de opioides
En anestesia, un ANI entre 50 y 70 indica una analgesia adecuada. Una caída por debajo de 50, especialmente si desciende por debajo de 40 o 30, predice con alta probabilidad la aparición inminente de una reactividad hemodinámica, lo que da tiempo al anestesista para adaptar el tratamiento. Por el contrario, un valor superior a 70 puede indicar una sobredosis de opioides, con un mayor riesgo de efectos secundarios como bradicardia, hipotensión, depresión respiratoria, náuseas o hiperalgesia postoperatoria. De este modo, el dispositivo permite reducir las administraciones innecesarias, optimizando la seguridad y el confort del paciente. Es especialmente relevante para poblaciones de riesgo, como pacientes de edad avanzada, pediátricos, obesos, toxicómanos o no comunicativos, y para intervenciones largas que requieren una titulación precisa de los analgésicos.
Validación científica y beneficios clínicos
Validado por numerosas publicaciones internacionales, el ANI Monitor V2 se ha impuesto como una herramienta fiable para predecir el dolor postoperatorio, detectar una reacción hemodinámica o diagnosticar el fracaso de una anestesia locorregional. Los estudios demuestran que supera a la frecuencia cardíaca y la presión arterial en la detección de la nocicepción. Utilizado en diversas especialidades quirúrgicas, contribuye a reducir entre un 30 % y un 60 % las dosis de opioides administradas, lo que limita los efectos adversos y favorece una recuperación más rápida. Su capacidad para proporcionar datos objetivos y en tiempo real lo convierte en un aliado valioso para personalizar el tratamiento, mejorar la calidad de la atención y optimizar el confort del paciente a lo largo de todo el proceso quirúrgico.