El tubo de inyección MH-946 de Olympus: la exigencia profesional al servicio de la seguridad
Diseñado para cumplir con los requisitos más estrictos en materia de higiene hospitalaria, el tubo de inyección MH-946 de Olympus se impone como un accesorio de referencia para el reprocesamiento de endoscopios flexibles del tipo TJF-Q180V. Esta herramienta garantiza una inyección precisa y controlada de los fluidos de limpieza, desinfección y enjuague en los canales críticos del endoscopio, es decir, los canales de instrumentación, succión y aire/agua.
La función principal del MH-946 es garantizar que los canales internos de los endoscopios estén perfectamente irrigados y libres de residuos biológicos y químicos antes y después de cada procedimiento clínico. Gracias a sus diferentes puertos y tubos conectados, también permite expulsar los líquidos restantes mediante una inyección de aire controlada, lo que limita el riesgo de desarrollo microbiano o corrosión interna.
Este dispositivo presenta una arquitectura funcional compuesta por varios segmentos claramente identificables: un tubo para el canal de succión, otro para el canal de aire/agua, un puerto de succión, un puerto de aire/agua y una boquilla para conectar a una jeringa manual de 30 ml. Un filtro de malla integrado proporciona una seguridad adicional al retener las partículas indeseables, al tiempo que deja pasar los fluidos con eficacia.
Más allá de su función principal, el MH-946 es sinónimo de fiabilidad. Ha sido específicamente validado para su uso compatible con los protocolos de desinfección manual y automatizada, respetando las normas de compatibilidad de materiales impuestas por Olympus. En cada sesión de reprocesamiento, desempeña un papel fundamental para garantizar la integridad del material médico, al tiempo que limita el riesgo de transmisión de agentes patógenos entre pacientes.
Se inscribe en una lógica de mantenimiento preventivo de los equipos endoscópicos: el uso adecuado del MH-946 contribuye activamente a optimizar la vida útil del endoscopio, evitando la acumulación de depósitos o el estancamiento de líquidos en los conductos internos. Por lo tanto, se trata de un eslabón esencial en la cadena de seguridad de la endoscopia, tanto para el paciente como para el instrumental.